Hola amigos. Vengo triste. La tragedia nuevamente azota a mi familia.
Tengo un sobrino que tuvo un accidente cerebral y se desplomó en la calle, a tres minutos de su casa, no saben si le reventó un aneurisma, le dio un síncope cardíaco u otra cosa. Lo operaron de urgencia y encontraron un desastre en su cerebro.
Y está en la UCI sin esperanza. Sólo su corazón lo mantiene vivo, pero los doctores dicen que no se recuperará. Tiene muerte cerebral y se va deteriorando cada día.
Sólo estamos estamos esperando. Estamos muy tristes. En cuatro años, dos sobrinos se han enfrentado a la muerte. Consuelito partió, Pablo, queremos pensar que se recuperará, pero no podemos tapar con un dedo el sol.
Sólo pedimos que si se va, lo haga en paz y no sufra.
Esto me hace pensar en lo efímera que es la vida. En lo importante que es vivir el aquí y el ahora, en que no debemos ser mezquinos con nuestro amor; hay que decirlo, manifestarlo, probarlo día a día. Y vivir a concho, como si fuera el último día, porque la única certeza que tenemos al nacer, es que algún día moriremos.
No quiero ponerme trágica, que sea lo que la vida, el universo, dios, la energía o como quieran llamarlo, lo llene de luz y ejerza su poder.
Abrazos
Maru