sábado, 2 de noviembre de 2013

Te regalo....


Te dedico la Luna. Mejor no. Ya muchos la han dedicado. Es más, quizás ya te la dedicaron muchas veces y la volviste a aceptar con
la misma sonrisa, con la misma ilusión. Pensando que ésta puede ser la definitiva. Y tampoco fue la definitiva. La Luna ha sido regalada muchas veces sin saber. La han prostituido con amores banales que terminan por estúpidas decisiones. No le hagamos eso.

Te regalo una rosa. Mejor no. Ya muchos han regalado.
Es más, quizás ya te regalaron muchas docenas y las aceptaste con ese usual brillo en tus ojos, con esa ilusión que tanto te caracteriza. Quizá las colgaste boca abajo en tu closet intentando conservarla, pero al igual que todas las otras rosas, terminó en el mismo basurero municipal siendo nada más polvo.

Te regalo un peluche. Mejor no. Ya muchos han regalado. Es más, quizás ahora yo utilizo de almohada ese peluche que otro te había obsequiado. Siempre terminan llenos de polvo y desechos por el azar y tus tempestades. Puede ser que le hayas derramado lágrimas de varios viejos amores. Terminan siendo la representación miserable de un amor que no duró ni trascendió. El recuerdo insensato y constante de otro de tus fracasos.

Te regalo un perfume. Mejor no. Ya muchos han regalado. Es más, ese mismo aroma te servirá para ir después por la vida. Lo olerán muchos, y les gustará a muchos otros. Acercarás a muchos a través de tu aroma y estaré de regreso en tus pensamientos, aun cuando no debería. Si no te tengo conmigo, tampoco quiero estar en tus pensamientos. No me interesa estarlo y tampoco quiero que mi recuerdo te persiga.

Te regalo este poema que será sólo tuyo. Prometo no volverlo a regalar.

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El alma se alimenta de palabras, y tus palabras son muy importantes para mí. Déjame algunas y seré muy feliz.