Era un día normal, con mucho sol, cosa extraña por aquí, y fui a dar un paseo con mi perrita Pelusa, para que jugara un poco.
Fuimos a una plaza cercana recién hecha, linda, mucho pasto verde, bancos para sentarse, etc.
Pelusa jugaba ajena a su dueña que trataba de esquivar el sol.
Y de repente, algo pasó. Algo extraño, pero lo más extraño, es que al parecer sólo yo lo vi.
Una nave nodriza apareció sobre mi cabeza, enorme, como son las naves nodrizas. No, no salieron mininaves bombardeando al mundo ni nada. Había mucha gente circulando porque era día de feria, pero nadie se percató de que yo estaba siendo visitada por una nave. Estaba recuperándome del asombro (cerrando la boca, en realidad) cuando se abre una puerta y empiezan a salir unos ¿humanoides? pequeños, cabeza grande y ojos enormes. Por supuesto yo me resistía a creer. Pensé que había tropezado y caído y estaba inconsciente, que las luces blancas que veía eran del pasillo del hospital, pero no, de repente una voz muy de barítono me preguntó si quiero irme con ellos. ¿Admiten animales? pregunté. NO, no puede ir, dijo volviéndose hacia Pelusa. Entonces no, gracias, dije. Lo extraño es que no estaba asustada, veía a la gente pasar como si nada, era mi pequeño universo el que estaba siendo invadido y nadie notaba nada. No insistió, sólo me preguntó si me podía sacar una foto para justificar su venida a este mundo. ¡Claro! qué mal haría una foto. Tal vez allá de donde vengan también tienen revistas de papel couché, o Facebook, Instagram o alguna parte donde me haría famosa como la terrícola que no quiso ir con ellos.
Me puse en pose, no puedo decir la mejor pose porque no tengo mejor pose, pero igual me cegó su flash. ¿Puedo tener una copia de la foto? pregunté (no todos los días te saca una foto un extraterrestre). En tu casa estará cuando llegues me dijo. ¿Allanamiento de morada? en fin, lo dejé pasar, no creo que quisieran robar algo en mi casa, nada valioso hay allí.
Y así, sin despedirse, subió por el aire y entró en la nave nodriza que como una estrella fugaz desapareció en el aire.
Fui apurada a casa, llevando a Pelusa en brazos, no fuera que volvieran a buscarme y la dejaran sola, y cuando llegué no había cerradura forzada, todo estaba igual, salvo... sobre la mesa estaba la foto que me tomó el extraterrestre con una nota: "Bienvenida al universo Kaliyi ".
Gracias por tu huella en mi blog de scrap
ResponderBorrarPara ti también felicidades para fin de año
Gracias por tu huella en mi blog
ResponderBorrarPrecioso relato. Me encantó el final. Un abrazo,
ResponderBorrarUn bonito relato, una historia con final fantástico. Abrazos
ResponderBorrarTienes una gran imaginación.
ResponderBorrarMuy ingenioso el relato.
!Holaa, Eugenia¡
ResponderBorrarHas escrito un importante relato muy bien elaborado, parece que haya sido una pesadilla... Te felicito.
En tu comentario hablas de ansiedad, deseo y espero que todo esté bien en tu vida, siempre hay altos y bajos, la vida no es un camino llano, pero con tesón y empeño podemos allanarlo, mira siempre adelante.
Te dejo mi abrazo fraterno y colmado de gratitud, paz y bien.
Se muy, muy feliz.
Un relato estupendo, lo viví contigo!!!
ResponderBorrarBesitos fuertes
Un relato muy imaginativo Eugenia, me ha encantado.
ResponderBorrarAbrazos.
Que cuento más bonito y entrañable, y que me gustaría haber salido en la foto contigo... Así que si vuelven otra vez me avisas, y le dices a ellos que yo no tengo perro... ¿Vale?...
ResponderBorrarUn fuerte abrazo, amiga Eugenia.
que bella que eres
ResponderBorrarsaludos
Una delicia de relato Maru, qué he leído con una sonrisa. Comprendo que no te quisiera ir sin tu Pelusa, hubiera hecho lo mismo.
ResponderBorrarLa foto que te dejaron es una pasada, pues estos extraterrestres cabezones y de ojos grandes están muy evolucionados así como sus cámaras y te han fotografiado el alma que es sin aristas y muy armónica, de ahí que quisieran llevarte con ellos. Genial. Abrazo,
Vieja loca
BorrarPaso de nuevo estimada amiga Eugenia, para desearos un feliz y venturoso año nuevo, y perdona que no haya hecho lo mismo en las navidades, pero desde mediado de mes empiezan a llegar mis hijos que viven fuera, y todos los años me sucede lo mismo, que me veo pillado de tiempo.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
¿donde se fue mi comentario?
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