Había un señor que les tenía fobia a los signos de interrogación. Pero era lo bastante inteligente como para saber cuándo le hacían una pregunta aunque no tuviera los signos. No sé a qué le tenía tanto miedo, pero así era su vida.
Lamentablemente, a pesar de ser bastante inteligente, hay dos palabras que nunca aprendió: empatía y asertividad.
La empatía es la cualidad de sentir conexión con los demás, de ponerse en sus zapatos, y entender sus sentimientos o motivaciones.
La asertividad es una habilidad de comunicación, de expresar de forma natural los pensamientos, deseos y convicciones. Hay personas que pueden ejercitar ambas cosas, una, o ninguna.
Me parece (puedo estar equivocada), que el hecho de que este señor bastante inteligente esté comunicándose con alguien y de repente desaparezca sin despedirse por días, semanas, y no se comunique hasta que prácticamente lo obliguen, es una muestra cierta de que este señor bastante inteligente, lamentablemente para él, no aprendió las dos palabras mágicas. Reemplazó a las personas por computadores, libros, películas, etc., lo cual lo alejó cada vez más de la gente que quería ser su amigo.
Y así, cada vez se iba quedando más solo. Y aunque dijera que eso le gusta, no le creían, los seres humanos recibimos la bendición de comunicarnos y es esencial para nuestra vida.
Diferente es no querer comunicarse con una persona en particular; pero eso se soluciona también con palabras simples: "no quiero escribirte ni que me escribas".
Lo tratado era tan simple y tan difícil para el señor bastante inteligente, que los pocos amigos que le quedaban, al no encontrar empatía ni asertividad en este señor bastante inteligente, se fueron retirando, y un día este señor inteligente, sólo pudo hablar en su trabajo, donde no hay amigos.
Qué pena por el señor inteligente, que no supo darse cuenta a tiempo y aprender las dos palabras.
Pero, a todos nos llega el momento de mirar para atrás y preguntarse "¿qué hice de mi vida?" (perdón por los signos, pero eran necesarios), y tal vez sea muy tarde para recuperar el tiempo y los afectos perdidos. Y ya no habrá vuelta atrás.
Maru