ELLA
Ella no tiene nombre. O tiene el nombre que le quieran poner. No la ven como a una mujer que tiene madre, padre, hermanos, primos, sobrinos, etc. Sólo es un objeto que se usa y se desecha.
Pero nadie sabe las circunstancias que la llevaron a ese camino, el peor de todos, el más indigno, el más peligroso también.
Pero hubo un día en que era "normal", iba al colegio, era buena hija, tenía muchos amigos, salía a fiestas. Tal vez ahí estuvo el mal esperándola.
De unos cuantos tragos pasó a fumarse unos "inofensivos porros" y, luego, cuando estaba un poco en el limbro, alguien, un buen amigo sin duda, le dio algo más. Algo blanco, "vamos, si no pasa nada y te sentirás increíble". Y la probó. Y eso blanco extendió su garra, se apoderó de ella y no la soltó nunca más.
Desde ahí todo cambió. Al principio lo disimuló, trató de dejarla pero no pudo, los tentáculos eran más fuertes y se habían adueñado de su voluntad.
Empezó a sacar pequeñas cosas de su casa para venderlas y tener un poco de dinero para comprar. Luego no bastó con eso; abrió la cartera de su mamá y le sacó dinero. Después vendió su ropa, su computador, sus discos, todo lo que pudo robar de su casa, y hasta su alma.
Ahora vaga por las calles, haciendo cualquier cosa por conseguir su dosis. El problema es que con esa dosis no basta, no, necesita muchas para soportar vivir el día.
Por ello hace cualquier cosa, vende su cuerpo por algunas monedas que le den para comprar una dosis.
Su familia ha tratado de todo por sacarla de ese mundo, pero no hay caso. Hablaron de una clínica de rehabilitación, ya verían cómo la pagarían. Pero el director les dijo que mientras ella no toque fondo y se dé cuenta de que no quiere, que no debe seguir así, no la pueden llevar a la fuerza.
Una familia destrozada, unos padres que se preguntan ¿qué hicimos mal?. Estigma, miradas furtivas, bromas pesadas a sus hermanos.
Ella no lo sabe. Ella está ocupada recorriendo las calles para conseguir su dosis, cambiarla por sexo o venderse por cualquier precio.
Ella se llama Erika.
Maru-octubre 2012
Cuanta gente hay así en esas condiciones. Da mucha tristeza.
ResponderBorrarUn relato duro, pero a veces la vida lo es. Ojalá Erika cambie la suya.
ResponderBorrarUn beso y mi cariño para ti.
Maldita droga que destroza vidas y familias. Son enfermos pero al contrario de otra enfermedad para poder empezar a curarse tienen que asumir lo que son y eso por desgracia a veces no ocurre.
ResponderBorrarEspero que estes bien Maru.
Un beso
Qué tristeza leer historias de vida cómo éstas, que se repiten en tantos lugares. Cuánta impotencia debe sentir la familia ante la negación a un tratamiento.
ResponderBorrarCuánta desesperación! Por Dios!!
Saludos