¿Por qué no sabemos mantener la paz en nosotros mismos? Cada uno de nosotros tiene un ladrón invisible que le sigue por todas partes.
¿A qué se dedica ese ladrón? A robarnos. A este ladrón no le detienen las puertas, ni las cerraduras, ni las alarmas.
Pero no se dedica a robarnos el dinero o la ropa, sino que nos priva de los bienes más valiosos que poseemos: la alegría, la paz, la satisfacción, el entendimiento.
Y esas posesiones son, en realidad, mucho más importantes que cualquier otra cosa.
Al decir “quiero paz en mi vida, pero… más adelante”, estamos dando permiso para entrar a este ladrón invisible. Ésa es su señal. Con sólo oír “ahora no”, el ladrón dice: “A esta persona le puedo robar con facilidad porque, en vez de proteger su bien más valioso, no hace más que desperdiciarlo”.
Y en ese momento, nos roba lo más importante que tenemos.
Maru
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