Luz está
sola y aburrida. Y empieza a navegar por
internet. Encuentra una página para
conocer gente, de todos los sexos y de todas partes del mundo.
Nunca ha
tenido contacto con esas páginas, pero ahora le da curiosidad y se
inscribe. Pone su nombre medio cambiado y
no da muchos datos personales, pero los que da, son verdaderos, como su sexo y
su edad, y en qué ciudad y país reside.
Pone una
foto y al poco rato le empiezan a llegar mensajes de todas partes. Ella no quiere conocer a nadie, no está
buscando aventuras ni pareja ni nada.
Descubre que
puede filtrar su búsqueda y elige conocer gente sólo de su país y en un rango
de edad parecido al suyo.
Y llegan
mensajes, algunos muy educados, otros no tanto.
Contesta algunos, muchos le piden
su messenger, su celular o le piden que
los llame, etc. A esos los rechaza
enseguida.
Otros en
cambio, la saludan, se presentan, le preguntan a qué se dedica, le dicen qué
bonita es en la foto, si es ella en realidad, etc.
Uno de ellos
es Carlos. Le pregunta dónde está
tomada la foto porque cerca de donde él vive hay un paisaje parecido, y sí, es de donde él suponía.
Empiezan a
conversar y él le cuenta más sobre su vida, en qué trabaja, su estado civil, su
edad, en fin, cosas.
A Luz le
parece bastante sincero, así que inicia una amistad con Carlos, que vive muy
lejos de ella. Mejor, así él no le
pedirá conocerse personalmente, como suele pasar.
Pronto
descubren que tienen muchas cosas en común:
música, pasatiempos, deportes, películas, etc., y hablan mucho sobre
esos temas.
Pasa el
tiempo y Luz se alegra de tener a ese amigo que rellena sus horas de soledad,
pues vive sola y no tiene pareja después de una ruptura reciente.
Al poco
tiempo, está ansiosa de llegar del trabajo para conectarse y encontrarse con
Carlos.
Y la amistad
se empieza a convertir en otra cosa, cambian los temas de conversación a cosas
más personales. Se mandan fotos por
privado, no por la página y se gustan.
El es muy guapo y ella no es una tremenda belleza, pero es bonita y es
suficiente.
Y como suele
pasar, llega la ilusión, la emoción, el sentirse conectados más allá de un computador. Después de unos meses, la amistad se
convierte en algo más y los dos se enganchan muchísimo y empiezan a soñar con
conocerse, con vivir juntos y todo eso que hacen las parejas cuando se
enamoran, si es que alguien se puede enamorar de una persona a quien no conoce
y que no puede estar completamente segura de que es quien dice ser. ¡Hay de todo en la red! Ha escuchado y leído historias terribles y también sabe de otras que han
terminado muy bien, matrimonios, incluso entre personas de diferentes países.
Y ellos
empiezan a soñar con que Carlos se vaya donde ella, busque trabajo en su ciudad
y vivir juntos y ser felices y comer perdices.
Pero la
realidad siempre tiene que despertar a la gente que se duerme y después de
muchos planes, se dan cuenta de que no es posible. Él le dice que tiene que velar por sus hijos
que están próximos a entrar a la universidad, que su matrimonio no es bueno,
pero son muchos los años, y las razones
“normales”.
Luz se
desilusiona, pero en el fondo siempre supo que era una linda utopía pero que no
era tan fácil. Que un hombre deje a su familia por una mujer a quien no
conoce personalmente, que vive a montones de kilómetros, que no sabe su
historia de vida, ni ella la de él, no es viable para ellos.
Así que se
distancian, los correos son menos frecuentes y menos tiernos que antes.
Luz
entiende, pero no quiere volver a sentirse tan sola, así que trata de mantener
el contacto y lo logra, pero ya no es lo mismo.
Pero aun así, siguen en contacto, por los temas en común que tienen.
A veces él
desaparece, ella no insiste, pero no pasa mucho tiempo y le manda un correo
para saludarlo o cualquier cosa para
saber de él.
Y así pasa
mucho tiempo, años, él al final se separa de su esposa y se va a vivir solo en
una casa que está al lado de la casa de sus padres, a la que le hace los
arreglos que necesita para vivir solo.
Es bastante ermitaño y disfruta de su soledad.
Luz sigue
tratando de mantener el contacto, a veces él le contesta, otras recibe una
palabra, a veces nada.
Y sigue
pasando el tiempo, de repente él le cuenta que tiene una pareja pero que no
viven juntos y se ven poco, Luz le hace bromas, pero no se involucra mucho en
el tema. Y ya no intenta mantenerlo
interesado, sino que lo deja. Y pueden
pasar meses sin saber de él y de repente algún correo. Ella hace pocas preguntas, le habla más de
sus aficiones en común, no le pregunta por su pareja, sino por su trabajos y cosas “seguras”.
Pasan años
en toda esta historia y el contacto cada vez es menor. Pasan meses en que no hablan, de repente
hablan mucho y de repente, otra vez nada.
Y cuando han
pasado ya como cinco años, un día a ella se le ocurre escribirle como si nada,
para saludarlo y empiezan a hablar. Él
no le habla de su pareja y ella no pregunta, por lo tanto no sabe si aún la
tiene. Pero hablan de otras cosas, qué
has hecho, cómo estás, tu trabajo, el tuyo, etc. Sus hijos ya están los dos en la universidad
y él sigue viviendo solo. Tampoco le
pregunta cómo es la relación con su ex esposa ni nada, sólo temas no muy
personales.
Y en un tiempo que han estado en contacto varios
días, Luz encuentra unos correos de la primera época en que se conocieron,
cuando se decían cosas tiernas y cariñosas y decide hacer algo atrevido: le reenvía uno de los correos que él le escribió con frases lindas
y le pregunta si se acuerda y qué piensa de aquellos tiempos. Él no contesta, pasan varios días, ella no
sabe si escribirle o no, y al final medio en broma le escribe y le dice si el
recuerdo lo superó.
No recibe
contestación hasta varios días después donde él le dice solamente que tiene
mucho trabajo.
Y ella le
dice que ella sólo le hizo una pregunta, pero que no se preocupe, que por su
silencio sabe la respuesta.
Y él le dice
que si se refería a la página de amigos, para él fue importante en su vida…
demasiado…(textualmente) y que no sabe si fue para mal o para bien.
Y ella le
contesta que para ella sí fue importante,
que lo quiso mucho y que era un recuerdo lindo para atesorar y que sabía
que no le volvería a pasar nunca más.
Él le dice
que nunca diga nunca jamás; ella dice que sabe que nunca más porque nunca más
conocerá a nadie como él por internet y que nunca más entrará a ese tipo de
páginas porque él se puso indiferente y duro y eso le dolió y que ni siquiera lo había conocido
personalmente y que no iba a exponerse
nunca más a lo mismo.
Y él le
pregunta si lo quiere conocer. Ella se
queda sin aire, y le dice que le gustaría, pero están tan lejos, su trabajo,
etc.
Y él le dice
que se puede arreglar. A Luz le salta el
corazón, ¡Dios! Después de tanto tiempo
ahora él quiere conocerla y está dispuesto a hacer algo para
hacerlo. Casi no lo cree y no se lo toma
muy en serio, pero parece que Carlos sí habla en serio.
Y, como es
ya tarde en la noche y al otro día hay que trabajar, se despiden y quedan en
hablar otro día.
Luz se queda
despierta pensando si será verdad y rememorando todo lo ocurrido durante todos
esos años, el enamoramiento, el término, los miles de correos intercambiados,
los tiempos en que no sabía nada de él, los correos de una sola palabra como
respuesta, tantas cosas y piensa por qué ahora, después de tanto tiempo, él
deja ver de nuevo sus sentimientos.
Luz no sabe
si lo conocerá o no algún día, le dice a Dios que se haga su voluntad y espera…
sólo espera a que un próximo correo diga qué pasará.
Maru
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