miércoles, 11 de diciembre de 2013

Luz



Luz está sola y aburrida.  Y empieza a navegar por internet.  Encuentra una página para conocer gente, de todos los sexos y de todas partes del mundo.
Nunca ha tenido contacto con esas páginas, pero ahora le da curiosidad y se inscribe.  Pone su nombre medio cambiado y no da muchos datos personales, pero los que da, son verdaderos, como su sexo y su edad, y en qué ciudad y país reside.
Pone una foto y al poco rato le empiezan a llegar mensajes de todas partes.  Ella no quiere conocer a nadie, no está buscando aventuras ni pareja ni nada. 
Descubre que puede filtrar su búsqueda y elige conocer gente sólo de su país y en un rango de edad parecido al suyo.
Y llegan mensajes, algunos muy educados, otros no tanto.  Contesta algunos,  muchos le piden su messenger, su celular  o le piden que los llame, etc.  A esos los rechaza enseguida.
Otros en cambio, la saludan, se presentan, le preguntan a qué se dedica, le dicen qué bonita es en la foto, si es ella en realidad, etc.
Uno de ellos es Carlos.   Le pregunta dónde está tomada la foto porque cerca de donde él vive hay un paisaje parecido,  y sí, es de donde él suponía.
Empiezan a conversar y él le cuenta más sobre su vida, en qué trabaja, su estado civil, su edad, en fin, cosas.
A Luz le parece bastante sincero, así que inicia una amistad con Carlos, que vive muy lejos de ella.  Mejor, así él no le pedirá conocerse personalmente, como suele pasar.
Pronto descubren que tienen muchas cosas en común:  música, pasatiempos, deportes, películas, etc., y hablan mucho sobre esos temas.
Pasa el tiempo y Luz se alegra de tener a ese amigo que rellena sus horas de soledad, pues vive sola y no tiene pareja después de una ruptura reciente.
Al poco tiempo, está ansiosa de llegar del trabajo para conectarse y encontrarse con Carlos.
Y la amistad se empieza a convertir en otra cosa, cambian los temas de conversación a cosas más personales.  Se mandan fotos por privado, no por la página y se gustan.  El es muy guapo y ella no es una tremenda belleza, pero es bonita y es suficiente.
Y como suele pasar, llega la ilusión, la emoción, el sentirse conectados  más allá de un computador.  Después de unos meses, la amistad se convierte en algo más y los dos se enganchan muchísimo y empiezan a soñar con conocerse, con vivir juntos y todo eso que hacen las parejas cuando se enamoran, si es que alguien se puede enamorar de una persona a quien no conoce y que no puede estar completamente segura de que es quien dice ser.  ¡Hay de todo en la red!  Ha escuchado y leído historias  terribles y también sabe de otras que han terminado muy bien, matrimonios, incluso entre personas de diferentes países.
Y ellos empiezan a soñar con que Carlos se vaya donde ella, busque trabajo en su ciudad y vivir juntos y ser felices y comer perdices.
Pero la realidad siempre tiene que despertar a la gente que se duerme y después de muchos planes, se dan cuenta de que no es posible.  Él le dice que tiene que velar por sus hijos que están próximos a entrar a la universidad, que su matrimonio no es bueno, pero son muchos los años,  y las razones “normales”.
Luz se desilusiona, pero en el fondo siempre supo que era una linda utopía pero que no era tan fácil.   Que un hombre  deje a su familia por una mujer a quien no conoce personalmente, que vive a montones de kilómetros, que no sabe su historia de vida, ni ella la de él, no es viable para ellos.
Así que se distancian, los correos son menos frecuentes y menos tiernos que antes.
Luz entiende, pero no quiere volver a sentirse tan sola, así que trata de mantener el contacto y lo logra, pero ya no es lo mismo.  Pero aun así, siguen en contacto, por los temas en común que tienen.
A veces él desaparece, ella no insiste, pero no pasa mucho tiempo y le manda un correo para saludarlo o cualquier  cosa para saber de él.
Y así pasa mucho tiempo, años, él al final se separa de su esposa y se va a vivir solo en una casa que está al lado de la casa de sus padres, a la que le hace los arreglos que necesita para vivir solo.  Es bastante ermitaño y disfruta de su soledad.
Luz sigue tratando de mantener el contacto, a veces él le contesta, otras recibe una palabra, a veces nada.
Y sigue pasando el tiempo, de repente él le cuenta que tiene una pareja pero que no viven juntos y se ven poco, Luz le hace bromas, pero no se involucra mucho en el tema.  Y ya no intenta mantenerlo interesado, sino que lo deja.  Y pueden pasar meses sin saber de él y de repente algún correo.  Ella hace pocas preguntas, le habla más de sus aficiones en común, no le pregunta por su pareja, sino por  su trabajos y cosas “seguras”.
Pasan años en toda esta historia y el contacto cada vez es menor.  Pasan meses en que no hablan, de repente hablan mucho y de repente, otra vez nada.
Y cuando han pasado ya como cinco años, un día a ella se le ocurre escribirle como si nada, para saludarlo y empiezan a hablar.  Él no le habla de su pareja y ella no pregunta, por lo tanto no sabe si aún la tiene.  Pero hablan de otras cosas, qué has hecho, cómo estás, tu trabajo, el tuyo, etc.  Sus hijos ya están los dos en la universidad y él sigue viviendo solo.  Tampoco le pregunta cómo es la relación con su ex esposa ni nada, sólo temas no muy personales.
Y  en un tiempo que han estado en contacto varios días, Luz encuentra unos correos de la primera época en que se conocieron, cuando se decían cosas tiernas y cariñosas y decide hacer algo atrevido:  le reenvía uno de los  correos que él le escribió con frases lindas y le pregunta si se acuerda y qué piensa de aquellos tiempos.  Él no contesta, pasan varios días, ella no sabe si escribirle o no, y al final medio en broma le escribe y le dice si el recuerdo lo superó.
No recibe contestación hasta varios días después donde él le dice solamente que tiene mucho trabajo.
Y ella le dice que ella sólo le hizo una pregunta, pero que no se preocupe, que por su silencio sabe la respuesta.
Y él le dice que si se refería a la página de amigos, para él fue importante en su vida… demasiado…(textualmente) y que no sabe si fue para mal o para bien.
Y ella le contesta que para ella sí fue importante,  que lo quiso mucho y que era un recuerdo lindo para atesorar y que sabía que no le volvería a pasar nunca más.
Él le dice que nunca diga nunca jamás; ella dice que sabe que nunca más porque nunca más conocerá a nadie como él por internet y que nunca más entrará a ese tipo de páginas porque él se puso indiferente y duro y eso le dolió y  que ni siquiera lo había conocido personalmente  y que no iba a exponerse nunca más a lo mismo.
Y él le pregunta si lo quiere conocer.  Ella se queda sin aire, y le dice que le gustaría, pero están tan lejos, su trabajo, etc.
Y él le dice que se puede arreglar.  A Luz le salta el corazón, ¡Dios! Después de tanto tiempo  ahora él quiere conocerla y está dispuesto a hacer algo para hacerlo.  Casi no lo cree y no se lo toma muy en serio, pero parece que Carlos sí habla en serio.
Y, como es ya tarde en la noche y al otro día hay que trabajar, se despiden y quedan en hablar otro día.
Luz se queda despierta pensando si será verdad y rememorando todo lo ocurrido durante todos esos años, el enamoramiento, el término, los miles de correos intercambiados, los tiempos en que no sabía nada de él, los correos de una sola palabra como respuesta, tantas cosas y piensa por qué ahora, después de tanto tiempo, él deja ver de nuevo sus sentimientos.

Luz no sabe si lo conocerá o no algún día, le dice a Dios que se haga su voluntad y espera… sólo espera a que un próximo correo diga qué pasará.
Maru

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El alma se alimenta de palabras, y tus palabras son muy importantes para mí. Déjame algunas y seré muy feliz.