martes, 18 de octubre de 2016

De todo un poco

Hola, espero que estén todos muy bien.
Seguimos sin asomo de primavera, mucho frío y lluvia, eso desanima a cualquiera.
Pero, esperamos que pronto llegue el sol y el calorcito.

Les había contado que mi hija mayor está en Corea, bueno le quedan dos meses de estar al otro lado del mundo, está feliz, lidiando con el idioma, realmente es complicado.  Les dejo una foto de sus paseos.

Mi otra hija está haciendo manicuras, pedicuras y terapias alternativas, le ha ido bien, como es ilustradora, hace diseños muy bonitos y ya tiene sus clientes.

Yo por fin hice algo, alteré un álbum de fotos.  Quería que quedara más shabby chic, pero bueno, a ver el próximo cómo sale.

Me llegó este imán, pero como yo no los colecciono, lo voy a cambiar por dos dedales con un coleccionista de Eslovaquia (creo).

Una pequeña junta con amigos


El 6 de septiembre estuvo de cumpleaños Julieta, la hija de mi prima favorita, cumplió tres años y le mandé a hacer esta muñeca.

En dos semanas hay un fin de semana largo, y con 4 matrimonios amigos arrendamos una cabaña en Puerto Fonck, como a dos horas de Valdivia, a orillas del Lago Llanquihue, lo pasaremos muy bien, sólo espero que haya sol y no frío.  Les dejo una foto de la vista del lago que tendremos desde la cabaña.

Últimamente nos hemos horrorizado con dos femicidios brutales en Argentina y uno en Chile. ¡¿Hasta cuándo?!




Y un chiste gráfico para no ponernos tristes



Cariños a todos, sean felices.
Maru







martes, 11 de octubre de 2016

Manifiesto

Me declaro obligada a respetar a todos y a cada uno de los seres que habitan esta tierra.
Me declaro con todo el derecho a marcar cuál será la distancia entre esos seres y mi persona.
Me declaro incondicional, única y absolutamente, en el amor y protección a mis hijas.
Renuncio a hacer cosas que no quiero sólo para que otros me acepten.
Renuncio a hacerme cargo de ofensas, enojos o malhumores ajenos, sobre todo si no me fueron comunicados
Exijo mi derecho a que no me den consejos que no pido. 
Exijo mi derecho a que no me enseñen nada que no solicito. Si quiero aprender algo me anoto en un curso o contrato un profesional. Gracias.
Aviso que mi disco rígido esta casi lleno y que el espacio libre estará sólo reservado para MIS deseos.
Declaro que la poca paciencia que me va quedando es propiedad exclusiva de mis dos hijas.
Declaro que sólo voy a rodearme de gente que me haga bien, me agrade y me dé afecto.
Renuncio a las relaciones que me cuestan esfuerzo, dolor y desilusión constante.
Aviso que mis manías y/o defectos sólo irán en aumento. Exijo que no se espere mucho más de mí de lo que ya doy. Es lo que hay. 
Aviso que a partir de este momento digo NO a relaciones de una sola mano. O ponemos ambos o hasta acá hemos llegado. 
Me declaro libre para elegir qué como, qué escucho, qué me pongo y qué escribo
Me obligo a decir la verdad con mi derecho a callarme mis secretos.
Exijo que no me cuenten cosas que me hagan mal o que no pueda resolver.
Renuncio a perder tiempo en adivinar sentimientos ajenos o en disfrazar los míos.
Aviso que voy a intentar vivir cada día más liviana y menos profunda.
Aviso que voy a elegir siempre el camino más fácil sin salirme del marco de la ley y de las buenas costumbres.
Exijo no ser sometida a juicio alguno. Por lo menos no en mi presencia y menos sin juez acreditado.
Renuncio a querer saber todo lo que se dice de mí.
Renuncio a tener que aprender a convivir o interactuar con personas que no me gustan aunque eso me condene a reencarnar indefinidamente. Vivir me gusta mucho así que encantada vuelvo varias veces más.
Queda inmediatamente en efecto todo lo arriba enunciado. He dicho, declarado, y avisado.
Maru, Jess, como si fuera yo

miércoles, 5 de octubre de 2016

Flores en la basura


Cecilia es muy pobre.  Viene de  una familia disfuncional, un padre ausente, un padrastro de terror y una madre anulada por los continuos maltratos.
Cecilia vive con miedo.  En casa hay una tensión permanente. ¿Cuándo llegará él borracho repartiendo golpes?  Ni ella ni su madre se salvan.  Cecilia se pregunta por qué su madre se queda.
¡Ha escuchado tantas historias!  Sólo le queda rezar para que la situación no llegue a un punto sin retorno.
Pero al pasar el tiempo las cosas empeoran, las borracheras, los golpes y  los insultos son más frecuentes. Incluso,  Cecilia ha detectado miradas lascivas de su padrastro hacia ella y eso la aterroriza aún más.
Un día llega del colegio y hay mucha gente fuera de su casa. Vecinos, policías, ambulancias;  y a Cecilia se le detiene el mundo.  Pasó lo que tanto temía:  su padrastro ha asesinado a su madre y se ha suicidado.
Cecilia entra en shock.  Se ha quedado sola en el mundo a sus 16 años.  No sabe qué hacer.  No quiere que la lleven a un orfanato u hogar de acogida.  Sabe que nunca volverá a confiar en nadie.
Se esconde.  La Municipalidad se encarga del funeral de su madre y la familia de su padrastro se hace cargo de él.
Si pudiera encontrar a su padre.  Pero nada sabe de él.  Ni siquiera lo recuerda, ni su nombre.
Decide permanecer oculta y vaga por unos días hasta que todo se calma y vuelve a su casa.
Pero ¿cómo sobrevivirá?  Buscar trabajo, pero es menor de edad y nadie se lo dará, además, alertarán a las autoridades.
Pasa los días llorando a su madre, no come, no duerme, sólo vaga por la casa vacía.
Pronto se da cuenta de que no puede seguir así.  Volver al colegio no es una opción, llamarían a los servicios sociales.  Y decide salir a buscar su sustento.  Mendiga para comer, camina todo el día y poco alcanza para comer una vez al día.
Al final, se despoja de todos los escrúpulos y va a los restaurantes cuando cierran y sacan la basura. Ahí hay comida, casi siempre en buen estado.  Recoge y se va a su casa a comer y dormir.
Pronto cortan el agua y la luz.  Vivir así o es vivir.
Pasa el tiempo y sigue su rutina.  Se esconde de sus vecinos,  de sus compañeros de escuela que pudiera encontrar en sus peregrinajes.
No es orgullo ni rencor no pedir ayuda.  Sólo es terror, el que ha conocido toda su vida.  Por eso no confía en nadie.
Un día, en su recorrido por los tarros de basura ve a un hombre que sale de un restaurante, abre uno y tira algo colorido.  A Cecilia le entra curiosidad. No parece comida.  se acerca, abre y ve un ramo de preciosas rosas rojas.  Frescas, húmedas, lo más lindo que ha visto desde hace mucho tiempo.
Se dispone a sacarlas cuando el hombre se da cuenta y se devuelve.  Le quita las flores y le dice:
"Traje estas rosas a una mujer y, sin embargo, no las quiso; si las quieres, deja que yo te las dé."
Cecilia no sale de su asombro.  Él se las ofrece con un gesto de ternura:
"Flores para una dama que necesita un jardín."
Maru
17/7/2015