miércoles, 5 de octubre de 2016
Flores en la basura
Cecilia es muy pobre. Viene de una familia disfuncional, un padre ausente, un padrastro de terror y una madre anulada por los continuos maltratos.
Cecilia vive con miedo. En casa hay una tensión permanente. ¿Cuándo llegará él borracho repartiendo golpes? Ni ella ni su madre se salvan. Cecilia se pregunta por qué su madre se queda.
¡Ha escuchado tantas historias! Sólo le queda rezar para que la situación no llegue a un punto sin retorno.
Pero al pasar el tiempo las cosas empeoran, las borracheras, los golpes y los insultos son más frecuentes. Incluso, Cecilia ha detectado miradas lascivas de su padrastro hacia ella y eso la aterroriza aún más.
Un día llega del colegio y hay mucha gente fuera de su casa. Vecinos, policías, ambulancias; y a Cecilia se le detiene el mundo. Pasó lo que tanto temía: su padrastro ha asesinado a su madre y se ha suicidado.
Cecilia entra en shock. Se ha quedado sola en el mundo a sus 16 años. No sabe qué hacer. No quiere que la lleven a un orfanato u hogar de acogida. Sabe que nunca volverá a confiar en nadie.
Se esconde. La Municipalidad se encarga del funeral de su madre y la familia de su padrastro se hace cargo de él.
Si pudiera encontrar a su padre. Pero nada sabe de él. Ni siquiera lo recuerda, ni su nombre.
Decide permanecer oculta y vaga por unos días hasta que todo se calma y vuelve a su casa.
Pero ¿cómo sobrevivirá? Buscar trabajo, pero es menor de edad y nadie se lo dará, además, alertarán a las autoridades.
Pasa los días llorando a su madre, no come, no duerme, sólo vaga por la casa vacía.
Pronto se da cuenta de que no puede seguir así. Volver al colegio no es una opción, llamarían a los servicios sociales. Y decide salir a buscar su sustento. Mendiga para comer, camina todo el día y poco alcanza para comer una vez al día.
Al final, se despoja de todos los escrúpulos y va a los restaurantes cuando cierran y sacan la basura. Ahí hay comida, casi siempre en buen estado. Recoge y se va a su casa a comer y dormir.
Pronto cortan el agua y la luz. Vivir así o es vivir.
Pasa el tiempo y sigue su rutina. Se esconde de sus vecinos, de sus compañeros de escuela que pudiera encontrar en sus peregrinajes.
No es orgullo ni rencor no pedir ayuda. Sólo es terror, el que ha conocido toda su vida. Por eso no confía en nadie.
Un día, en su recorrido por los tarros de basura ve a un hombre que sale de un restaurante, abre uno y tira algo colorido. A Cecilia le entra curiosidad. No parece comida. se acerca, abre y ve un ramo de preciosas rosas rojas. Frescas, húmedas, lo más lindo que ha visto desde hace mucho tiempo.
Se dispone a sacarlas cuando el hombre se da cuenta y se devuelve. Le quita las flores y le dice:
"Traje estas rosas a una mujer y, sin embargo, no las quiso; si las quieres, deja que yo te las dé."
Cecilia no sale de su asombro. Él se las ofrece con un gesto de ternura:
"Flores para una dama que necesita un jardín."
Maru
17/7/2015
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Que final mas sorprendente, incluso esperanzador, quien sabe si esas rosas son su suerte. Un abrazo
ResponderBorrarla libertad tiene en ella un gran valor, quizas laas rosas son su merecido regalo, valiente.
ResponderBorrarBoa Tarde, muito obrigada pelo carinho de sempre e pelas visitas! Vim bordar um recadinho na sua página desejando-lhes um bom domingo acompanhado de amigos e familiares.
ResponderBorrarAmigos, não foi dessa vez que consegui uma vaga na câmara dos vereadores de BH, mas recebi votos que me alegraram muito e que me deram força para continuar com meus projetos sociais e continuar na política para ajudar a melhorar a situação de onde moramos! Por isso agradeço por todo apoio e aviso-lhes que precisarei sempre da força de vocês! Agradeço imensamente pelas palavras de carinho que deixaram na minha página!
Fiquem com Deus!
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Que final tan bonito y sorprendente ¿ quien sabe si será el principio de algo
ResponderBorrarsorprendente .
Gracias por tu visita guapa.
Besicos.