viernes, 15 de enero de 2016

La princesa


La princesa

La princesa está cansada.  Tanto posar, tanto fingir.  Le duele la espalda, no soporta los zapatos que le hieren los pies.  
Extraña la época en que llegaba a su casa y tiraba lejos los zapatos y se ponía sus viejas y cómodas pantuflas.
Eso de estrenar vestido tras vestido seguro es el sueño de toda mujer, pero ella ya está cansada de pruebas y ensayos, sólo desea un día de piyama.
Pero no puede, el protocolo no lo permite, ni siquiera en la intimidad de su palacio.  Tiene que estar a la altura de su alcurnia y de su príncipe.
Ya no hay tardes de tele viendo películas de esas tontas para llorar, comer palomitas de maíz al por mayor y poner las piernas en alto.
Ya no puede hacerlo.  Siempre la vigilan, no puede salirse de la dieta, no puede siquiera despeinarse.
Vive en una jaula de oro.  A su príncipe casi no lo ve y no pueden hacer una vida normal de pareja.  Nada de caminar solos de la mano, de ir al cine, de escaparse un fin de semana a cualquier parte.  Ya no recuerda la comida casera que preparaba su mamá.  De la comida chatarra ni hablar.
¡Ha ganado tantas cosas!  ¡pero ha perdido tantas otras!

¿Y si… y si un día despierta y se ha convertido en rana?

Maru
8 de enero 2016



3 comentarios:

  1. Un cuento al revés, las princesas de hoy ya no son tan princesas ni viven tan vigiladas. Un abrazo

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  2. Gracias por tus visitas!!! No sabes la alegría que me ha dado leerte. ¡Deseo que todo vaya genial!
    Gracias.

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El alma se alimenta de palabras, y tus palabras son muy importantes para mí. Déjame algunas y seré muy feliz.