Háblame de las veces en que hiciste el tonto, arriesgándolo todo para seguir la llama del deseo. Puedo preguntar y escuchar sin juzgar, porque yo también he hecho el tonto.
El año 2003 me enamoré de un hombre que parecía corresponder a todo lo que yo había imaginado: alto, de cabellos oscuros y suaves, ojos café e inteligentes, con un rostro franco y un cuerpo musculoso que irradiaba una masculinidad fuerte y amable. Y me hizo reír mucho, en una época en que necesitaba reír desesperadamente. Todas mis precauciones habituales sobre la rapidez y la medida en que abriría mi corazón y mi vida a cualquier hombre se evaporaban en el calor del deseo que me empujaba hacia él, con las manos abiertas, susurrando: "Vive". No me guardé nada. Lo arriesgué todo. Me dejé amar y amé, profundamente.
Y ocho meses más tarde me quedé con las manos vacías, con un dolor en el pecho como si tuviera una astilla de hielo clavada, mi orgullo hecho añicos. Yo era la tonta.
Admitirlo me molesta bastante. No importa cómo sucedió o por qué no vi las señales de advertencia. El final, aunque fui yo quien lo decidió, me dejó atontada. Pero ahí estaba yo, todavía respirando, aunque me sintiera avergonzada y vulnerable. Incluso huí un mes fuera del país, buscando el olvido. Había vaciado mi rabia hasta el fondo. Me había mostrado ante el mundo como una mujer capaz de pasiones hondas y desatadas que podía pasar por encima de mi habitual habilidad para juzgar el carácter con agudeza y para tomar decisiones después de una cuidadosa deliberación. Yo era la tonta.
Y lo volvería a ser.
No cambiaría ni un solo momento de amor por la seguridad de un resultado previsible o para proteger mi orgullo. Porque aprendí a distinguir entre el ardor y la calidez de la verdadera intimidad, entre el poder y la pasión, entre la intensidad y el amor. Descubrí toda la dimensión de mi anhelo de un compañero, la necesidad de un amigo, un hermano y una pareja donde sólo había buscado a un amante.
Aprendí que ser la tonta no me mataría. ¿Por qué, entonces, nos da tanto miedo parecer tontos?
En este día en especial, no estoy asustada. Estoy dispuesta a hacer lo que pueda, sabiendo cuáles son mis límites. Mi deseo de dar una respuesta al mundo que me rodea, de hacer simplemente lo que soy capaz de hacer con lo que está frente a mí, es, por el momento, mayor que mi miedo de equivocarme, de parecer tonta. Con frecuencia, ese no es el caso.
Arriesgarse por amor siempre se justifiça. Un beso
ResponderBorrarEn cosas del corazón todos somos bobitos 😅😅😅
ResponderBorrarNo hay que sucumbir a la idea de que podemos ser tontos, sigamos nuestros instintos y mientras vaya bien lo disfrutamos . Un abrazo
ResponderBorrarQuien te quita lo disfrutado???????
ResponderBorrarHay un refrán muy apropiado: "Que te quiten lo bailado".
ResponderBorrarBesos.
Querida Maru :
ResponderBorrarY es que en mas de una ocasión sale lo que no se espera.
Lo importante es perdonarnos alzar la cabeza y seguir para adelante.
Abrazos!!
TRIBIN
BorrarMe rio de su comentario
Pobre de escribir no sabe ná...
A pesar de uno sentirse tonta siempre es bueno arriesgarse amar. Te mando un beso.
ResponderBorrar¿Fue bonito y lo disfrutaste mientra duró?, bueno, pues entonces de tonta nada, y ahora lo que toca es aprovechar de lo aprendido...y a rey muerto, rey puesto. ¡Que la vida son dos días!.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo, amiga.
Lo disfrutaste y se terminó. Quédate sola y masturbate
ResponderBorrares lo que menos problemas te traerá en la relación
Hola Eugenia, creo que casi todos hemos hecho el tonto en algún momento, así que, nos quedamos con lo bueno de lo que vivimos.
ResponderBorrarAbrazos.
Querida Maru:
ResponderBorrarQué bueno que nos compartas tus experiencias las cuales aprecio, valoro y respeto mucho. En mi caso, si alguien publica algo negativo sobre mí, pienso y hago algo que me ha sido muy util: pasar la página, pues no vale la pena detenerse en el compartir de alguien que abrigue resentimientos y lo rodee con ofensas.
Me encanta leerte, Maru querida y te aprecio mucho.
“CON EL TIEMPO ..
ResponderBorrarCon el tiempo te quedas sin ganas
de escuchar cosas, de estar con gente
y de frecuentar lugares que no te gustan.
Con el tiempo te quedas sin ganas
de reirle las gracias, a gente que no tiene gracia,
de ayudar a quien no te lo agradece
y de querer a quien no se lo merece.
Con el tiempo te quedas sin ganas
de discutir, de insistir, de pedir disculpas
y de esperar nada de nadie.
Con el tiempo defiendes tu intimidad,
te vuelves más selectivo
y ya no cedes a cualquiera un asiento
en la mesa de tu vida”.
Fernando Garcia-
Te llenas de una rabia que no es, viviste lo que quisiste, no hay limite si lo disfrutaste mientras duró.
ResponderBorrarQuien podría llamarte tonta por vivir el momento que despertó tu alma.
Has dejado un comentario en mi blog. He ido al tuyo y he llegado hasta el 14 de Junio
ResponderBorrarEntrada: ¿Quién no se ha sentido tonto alguna vez?
He observado que no respondes a ningún comentario.
Tampoco hay un perfil más allá de esa declaración que haces en la portada.
Y ya el dato que desconcierta del todo es que esa persona impresentable hoy, "ayer", años ha, con un blog de cierto estilo y calidad, autollamada "RECOMENZAR", haya dejado 4 comentarios en esta entrada. Soeces como sólo ella escribe hoy, y que no los hayas suprimido.
Y para colmo, tengas su blog en tu lista de blogs que sigues... ???
Aquí hay algo que no encaja Maru.
Y más si leemos: "...pues soy una mujer que necesita expresarse, sólo eso.
Gracias de corazón por pasar por aquí. Y si me dejas un mensajito, estaré muy feliz."
Chao.