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La semana pasada terminó muy triste, pues el jueves falleció un tío muy querido, hermano menor de mi mamá.
El tío Raúl vivía en Valdivia (800 km. al sur de Santiago).
Era una persona muy simpática, muy bueno para hacer chistes, hablaba de los recuerdos de su juventud con mi papá y otros amigos.
Hace muchos años le dio una hemiplejia y quedó con varias secuelas; de ahí fue en descenso con varios problemas al corazón y se deterioró lenta, pero constantemente. En el último tiempo ya estaba en silla de ruedas y poco podía hacer.
Hasta que le llegó el momento de partir por una neumonia que se le complicó y el jueves se fue a descansar.
Había tanta gente que lo quería, que en su velorio y funeral había gente de todo el país. Yo acompañé a mis papás, y, aparte de conocer un montón de familiares que no conocía, y reencontrarme con tíos y primos que no veía hace mucho, fue muy triste despedir a mi tío.
Será de esas personas especiales que son imposibles de olvidar.
Seguro Dios te recibió con los brazos abiertos, querido tío.
Maru