martes, 27 de septiembre de 2016

No sé



No sé de qué escribir.   Yo, sin nada que decir.  Extraño ¿no? pero no sé, mi vida está nuevamente estancada.  No hago nada, salvo leer, dormir, existir.
No sé si eso es desperdiciar el tiempo, la vida.  Tal vez, tal vez no.  Si es lo que la vida me ofrece, pues voy y lo tomo.  Tal vez esta inercia pasará, tal vez no.  En mis pensamientos hago muchas cosas, pero literalmente no hago nada.  Ni ganas.  Estoy sobreviviendo.  Hibernando, aunque ya llegó la primavera.  Es cierto que aquí todavía no se nota, aún hace frío en las mañanas y en las tardes.  Hoy, por ejemplo, está nublado, el sol está oculto bajo las nubes.  Y hay viento.  Miro por mi ventana, tengo una linda vista, pero no ver el sol deprime, dan ganas de meterse a la cama.
Estoy en modo OFF.  ¿Hasta cuándo? no lo sé, hasta que mis neuronas despierten, supongo.  
Mientras despiertan, les dejo muchos saludos y cariños
Maru

sábado, 10 de septiembre de 2016

Te regalo...



Te dedico la Luna. Mejor no. Ya muchos la han dedicado. Es más, quizás ya te la dedicaron muchas veces y la volviste a aceptar con la misma sonrisa, con la misma ilusión. Pensando que ésta puede ser la definitiva. Y tampoco fue la definitiva. La Luna ha sido regalada muchas veces sin saber. La han prostituido con amores banales que terminan por estúpidas decisiones. No le hagamos eso.


Te regalo una rosa. Mejor no. Ya muchos han regalado rosas.

Es más, quizás ya te regalaron muchas docenas y las aceptaste con ese usual brillo en tus ojos, con esa ilusión que tanto te caracteriza. Quizás las colgaste boca abajo en tu closet intentando conservarlas, pero al igual que todas las otras rosas, terminaron en el mismo basurero municipal siendo nada más que polvo.

Te regalo un peluche. Mejor no. Ya muchos han regalado. Es más, quizás ahora yo utilizo de almohada ese peluche que otro te había obsequiado. Siempre terminan llenos de polvo y deshechos por el azar y tus tempestades. Puede ser que le hayas derramado lágrimas de varios viejos amores. Terminan siendo la representación miserable de un amor que no duró ni trascendió. El recuerdo insensato y constante de otro de tus fracasos.


Te regalo un perfume. Mejor no. Ya muchos han regalado. Es más, ese mismo aroma te servirá para ir después por la vida. Lo olerán muchos, y les gustará a muchos otros. Acercarás a muchos a través de tu aroma y estaré de regreso en tus pensamientos, aun cuando no debería. Si no te tengo conmigo, tampoco quiero estar en tus pensamientos. No me interesa estarlo y tampoco quiero que mi recuerdo te persiga.


Por eso, te regalo este poema que será sólo tuyo. Prometo no volverlo a regalar.

Maru