viernes, 28 de septiembre de 2018

Carola




No sabe qué pasó.  Qué jugarreta del universo hizo que lo viera, o mejor dicho, viera su foto.  Desde ahí su paz se acabó.  
​Ya no estás en edad, se dijo.  ​Tienes compromisos, se recuerda.
​Y lo sabe, y no va a dejar de tenerlos por una foto.  Pero es una foto que la persigue.  Poco intercambio de palabras, tan sólo algunas por el medio frío de las redes sociales.  Lo justo y necesario.
​No sabe casi nada de él.  Sabe en qué país vive, su edad, su figura, nada más.
Y sin embargo sueña despierta ¿dónde se le torció el camino? ¿dónde se agrietó la coraza?  ¿cómo recupera la paz?
Es raro pensar que le piensa y él apenas sabe que existe.
​No espera nada, pero eso no le impide soñar. 
De pronto el diálogo se hace más fluido, no más personal, sólo hablan más, y eso significa que sus sueños se desbocan.  Se ríe de su propia estupidez, no significa nada, sus charlas no son nada personal ni íntimas, sólo cosas generales, aunque va sabiendo más cosas de él.  Con eso le basta, con eso le debe bastar.  Ya no está para fantasías adolescentes, se dice, pero...​
Maru
Noviembre 2017


2 comentarios:

  1. Los sueños son incontrolables cuando dormimos, podemos controlarlos cuando soñamos despiertos pero, por qué hay que controlarlos si nos hacen felices? No se le hace daño a nadie y el corazón no entiende de inconvenientes, de madurez o de adolescencia. El corazón solo siente y palpita al compás de las ilusiones.
    Muy bonito relato, Eugenia, me ha gustado mucho.
    Un beso

    ResponderBorrar
  2. Siempre la esperanza de que lo mejor está por suceder. Y de eso Carola sabe, y por eso alimenta sus sueños, y durante un tiempo puede que le sirva para sonreír más, para imaginar más, para ser más feliz..., que de eso trata esto de saber vivir.

    "Enamorarse" es algo que no tiene edad.

    Un relato hermoso, Maru.

    Muchos besos,

    ResponderBorrar

El alma se alimenta de palabras, y tus palabras son muy importantes para mí. Déjame algunas y seré muy feliz.