Esta tristeza pequeña
que podría guardarse en un pañuelo...

Esta tristeza que podría echar
con las flores marchitas.
Que podría llevársela volando
el viento.
Y que no vuela.
Y que no se echa.
¡Y que no cabe ya en mí toda!...
Maru
Corrió el pequeño, con la cara bañada en lágrimas, hacia su abuelo y le dijo confuso y enojado:
- Abuelo, me mordió un perro, estaba lastimado y yo quise curarlo, y él me mordió...
- Huguito -le dijo el abuelo, mientras le miraba la mordedura- no te mordió el perro, te mordieron sus heridas.
Maru
Todo tu ser está en el mundo de los sueños sabiendo que yo cuido de ti, de tu cuerpo y de tus lunares.
Maru