En 1998, un francés trató de suicidarse de un modo bastante complicado. Se situó al borde de un acantilado elevado, se ató una soga al cuello y la amarró a una gran roca. Después ingirió veneno, se prendió fuego y, mientras saltaba desde el acantilado, se disparó un tiro en la cabeza.
Pero la bala no dio en el blanco, sino que cortó la soga, y el hombre cayó al mar vivo. Además, el agua fría apagó su ropa en llamas y, para colmo, por el impacto, el hombre vomitó el veneno.
Un pescador lo sacó del agua y lo llevaron al hospital, donde, finalmente, consiguió su objetivo: murió de hipotermia.
(De La estúpida historia de la especie humana)
jajajajaja
ResponderBorrarque buena historia prima
realmente una estupidéz...jejejeje
besios
pobre, cuanto esfuerzo para morir ...... me pregunto si no le hubiera resultado mas facil vivir despues de todo?
ResponderBorrarjajaja Marutita me gusto esta historia