Decisiones....

Recuerdo cuando era pequeña, mis mayores decisiones consistían en si hacerme cola de caballo o trenza. En si chicle de fruta o menta. En jugar en patines o andar en bicicleta. En comerme las lentejas o quedarme hasta las 5 de la tarde con el plato delante.

Después, en la adolescencia, pasar horas frente al espejo, en cuchichear con las amigas, en decidir con qué chico me gustaría pololear, en si hacíamos alguna travesura o nos portábamos bien. En elegir a qué amiga aceptaríamos dentro de nuestro cerrado grupo "Las desconcidas de siempre".

Luego vino la post adolescencia, donde teníamos que comportarnos como adultos pero en nuestro interior todavía queríamos y esperábamos al príncipe azul. Ahí tuvimos que decidir sobre nuestro futuro: si estudiar, si no estudiar, si estudiar una carrera corta, larga, si casarnos , no casarnos, etc.

Hoy, pasada hace bastante rato la aborrescencia, se supone que somos adultos de tomo y lomo.

Y las decisiones que hay que tomar pesan, y pesan mucho porque ya no somos solos, ya no podemos mandar todo a China y mandarnos a cambiar a la India.

No, porque hay personas que dependen de nosotros.

Y qué difícil se nos hace tomar decisiones. Cómo poder adivinar si las que tomas son las correctas para ti y para los tuyos.

Me hallo en un momento de decisiones drásticas, y no es la primera vez. Debo cambiar mi vida en 360° y , como siempre, debo hacerlo sola. Las pospuse mucho tiempo, por cansancio, por mi salud, por muchas cosas, cobardía también; pero llegó el momento en que no puedo seguir haciéndole el quite y tengo que empezar a moverme, a rehacerme, a reinventarme, a enterrar leños a medio quemar y encender llamas que de verdad alumbren y calienten.

Deséenme suerte.

Maru