lunes, 15 de septiembre de 2008

El primer miedo...

Estaba asustado, estremecido.
La sangre corría a toda velocidad por sus venas.
Tenía sus ojos abiertos, turbados, y su cuerpo paralizado.
Sus músculos estaban tiesos.
Su voz estaba encapsulada.
Desesperado gritaba, gritaba silencios inescuchables.
Estaba desesperado. Una luz lo cegaba.
Alguien, Dios o tal vez la muerte, lo estaba mirando cara a cara.
Sentía que ya no podía hacer nada, pero no quería entregarse... y siguió luchando.
Sus fuerzas se acababan. No resistiría.
Estaba viviendo su propio calvario.
Sentía tormentos en todo el cuerpo, y ahora más, otro dolor, un ardor, una marca.
Fue un golpe en la espalda.
Su cuerpo luchando contra tanto mal, arremetió, y el dolor se transformó en llanto, en un grito de sosiego.
Se acabó todo. Sintió cobijo.
Como si una manta lo cubriera.
Y reparó en esos ojos.
Dulces, comprensivos, emocionados.
Ya nada podría lastimarlo.
Una voz entrometida, indiscreta, interrumpió:
- Salió todo bien... ahora debo llevarlo a neonatología, después lo verá.
Maru (para Sebita y Claudito)

3 comentarios:

  1. hOLA MARU PASE A DEJARTE MI NUEVA DIRECCION..... LA OTRA MURIO JAJJJA ASI QUE A CAMBAIRLA..

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  2. hola amiga... como estas??? te mando un monton de besos ... te deje un premio en mi blog... ven a buscarlo.....

    Muchos cariños y animos!!!!
    nos leemos...

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  3. hola maru,me gustó lo que escribistes ,siempre he pensado que es muy sano para todos no recordar cuando nacemos ya que sería imposible de olvidar tanto cambio de estar serenamente adentro,a tanta brusquedad al venir a este mundo,pero quizás eso sea lo que nos ayude a ser tan fuertes ya que somos del planeta los más indefensos y dependientes para sobrevivir,maru te dejé en mi blog un desafío.nos vemos el sábado.cariñitos para tí.

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El alma se alimenta de palabras, y tus palabras son muy importantes para mí. Déjame algunas y seré muy feliz.