El inconveniente de haber nacido....

Me estaba sosteniendo bien, estaba avanzando, estaba en rangos casi normales.
Y de nuevo mi atril se desarma, de nuevo me voy al suelo, otra vez la caída, otra vez la crisis, otra vez todo mal.
Otra vez desciendo y habito en el infierno. El tiempo no transcurre y el espacio se cierra.
Me siento esperando delante de una puerta cerrada.
Me siento torpe, desmañada y deslucida.
Me siento desorientada en el espacio y pierdo constantemente el equilibrio.
Ahora siento que no soy más que una atea de ése mi dios que soy yo cuando me exalto.
Escribo contra el miedo. Contra el viento con garras que se aloja en mi respiración.
Escribo para no morir.
Es mi coleccion de tristezas; demasiadas para un día.

Se trata de algo simple: estoy herida; de algo grave también; estoy sola. Una llama feroz, desconocida, una culpa anterior, una desgarradura me incita a perderme y a encontrarme.
Es mi propia selva que reclama por la fuerza animal de mi vida.
Es como si me faltara columna vertebral y me sobraran pulmones, porque me ahoga el aire y me falta equilibrio.
¿Quién me privó de mi autonomía?
Mis soportes se derrumban y no sé hacer otra cosa que oscilar.
¿Con qué tijeras cortaré esta espiral de caída?

No soy nada, nunca seré nada, no puedo querer ser nada; del mundo no me interesa nada.
¿Cómo me levanto?
¿Cómo hago para que no me digan lo que no me sirve?
¿Cómo hago para desaparecer hasta que vuelva de mi viaje al infierno?
¿Cómo me deshago de los demonios que me atacan hace tanto tiempo?
Estoy cansada, cansada como un árbol que tiene que estar siempre erguido al sol quemante.

¿Qué soy? ciclotímica, borderline, bipolar. Y ya me pesan mucho esas palabras. Y no sé qué pasará, ¿tendré que vivir con esto lo que me queda de vida? No sé si podré soportarlo.

No me digan que me levante, no puedo; no me digan que ya pasará; ya lo sé.
Soy paralítica; no me pidan que corra.
No me busquen, no me encuentren, no me piensen, que ya no sé dónde estoy.
Maru