Tengo un secreto escondido en mi cama. Y me hace feliz, me calienta, ufff, no saben cómo. Me regalonea hasta que tengo que decirle que pare, que ya basta, que estoy hirviendo. Y aunque se vaya, aunque se despida, su calor perdura un rato largo. A veces simplemente no puedo resistirlo y tengo que volver a llamarlo. Y siempre viene, con su calor instantáneo, a hacerme feliz de nuevo.
Muchas veces me despierto a medianoche porque lo necesito. Soy su esclava.
Muchas veces me despierto a medianoche porque lo necesito. Soy su esclava.
Aysss, me gustaba encima, pero se rieron de mí, así que ahora está abajo. En realidad su calor irradia por todos lados.....
Mmm, creo que me está llamando, tengo que ir, no me resisto.
¡Ya voy, querido, ahí voy, mi adorado calienta cama.....
Maru en una noche gélida
Maru en una noche gélida
Increíble que hasta hace unos años atrás era un lujo tener un calienta cama. Nos conformábamos con el guatero, la botella pisquera con agua caliente o con sólo calentar el pijama en la estufa. Hoy el uso del calienta cama se ha masificado ene. Qué buen invento, ah. Ese es el lado amable, pero mirándolo por otro lado, que lata que a veces el calor del marido no sea suficiente, jajaja.
ResponderBorrarjajjajaja......
ResponderBorrarme reí de ti, lo reconozco.....pero es mejor que el esté abajo y tu arriba po prima....así lo atrapas, como yo....jejejejeje
un beso
ah....y obvio que esa NO es tu cama...
ResponderBorrarfresca
jejejejejejejeje
sacó la foto en mi pieza por si acaso algún interesado quisiera conocerla...
jajajajaja
Jejeje mentes cochambrosas , saludos.
ResponderBorrarNancy
Ja ja ja
ResponderBorrarDesde luego, le diste un buen golpe de humor a algo tan simple como un calienta cama. Cualquiera podría pensar que hablabas de otra cosa.
Me ha encantado.
Feliz fin de semana, pececito