Debo hacer un pacto con la necesidad y plantarle cara y hablarle y decirle...
Ya sé que estás allí y me azuzas. Ya sé que me susurras al oído para que me perjudique hoy, por la esperanza de un mañana que nunca llega.
Ya sé quién eres y quién soy. Y acepto mis limitaciones.
Y lo que te puedo decir, es que eso que me pides no puede ser y si no puede ser, debe haber algo que sí pueda ser.
Y comenzaré a buscar lo que sí puede ser porque no puedo tener todo lo que quiera, pero puedo querer todo lo que tengo.
Y éste es el pacto que hago contigo.
Desde ahora voy a querer todo lo que tengo, porque estoy segura que lo demás es lo de menos si tengo esta certidumbre.
Y poco a poco, tus susurros van a ser acallados por las melodías de la realización, aunque esa realización no se manifieste con fuegos artificiales y estrellitas de colores.
Porque después de todo, la verdad de la vida es lo que tenemos a la mano y no aquello que deslumbra en la distancia inaccesible.
Y ése es mi pacto con mis necesidades.
Yo haré mi parte.
Pero tú haz la tuya.
Maru (2005)
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