Estaba ahí a la deriva, muy herida tras ese naufragio, no olvido que en ese viaje dejé todo de mí.
Miraba desesperada por asirme a lo que fuera para no ahogarme, pues me quedaba mucho por hacer aún...
y... apareció aquel botecito,
se veía tan frágil como yo me sentía,
subestimé... me llevó a tierra firme.
Sin adornos.... sólo eso
Un botecito llamado "milagro".
ResponderBorrar:)
Buen fin de semana.
Besos.
Un bote a tiempo es una salvación, hay que aferrarse a cualquier cosa. Abrazos
ResponderBorrar¡Lo que hace la esperanza!
ResponderBorrarUn abrazo.
No hay que perder nunca la esperanza.
ResponderBorrarBesos enormes.
ResponderBorrarشركة ماسة لمكافحة الحشرات بالرياض
شركة الماسة لمكافحة الحشرات بالرياض
Cuando ya no nos queda la esperanza del gran milagro que cambie lo que nos hace infelices, aparece un pequeño bote salvavidas al que nos agarramos mientras recuperamos fuerzas para seguir el viaje.
ResponderBorrarBello y poético, Maru.
Un abrazo,