Tazas...

Según la cultura del Japón antiguo, todo aquello que reluce está desprovisto de valor, es vulgar. Una taza o jarrón nuevos horrorizan, sencillamente.

¿Por qué vulgar? te preguntarás. Porque un objeto que brilla es un objeto "nuevo", y todo aquello que es nuevo no ha sido todavía enriquecido por la nobleza que deriva del uso. Una taza algo desconchada, una taza oscurecida por el mucho té bebido en ella, es una taza que ha vivido junto con nosotros, un objeto al que hemos dedicado paciencia y atención, un objeto que en el tiempo se ha cargado de nuestros humores, sentimientos y nos ha correspondido en su servicio.

Esto me recuerda las cosas que vamos acumulando, regalos recibidos en aniversarios de matrimonio, cumpleaños, etc. (mis papás tienen guardados regalos de su aniversario 25; este año cumplirán 50 de casados).

O la loza "para ocasiones especiales" ¿acaso no son todas las ocasiones especiales sólo porque estamos ahí para vivirlas?

Hace un tiempo anduvo circulando por Internet un PPS de un hombre que había quedado viudo y le tocaba la triste misión de seleccionar, guardar o regalar las cosas de su esposa muerta. Y en un cajón de su cómoda encuentra envuelto muy primorosamente un juego de lencería exquisito y sexy. Seguramente ella lo guardaba para una "ocasión especial" y ya ves, nunca llegó.
Me parece hasta un poco soberbio, porque nadie sabe si estaremos aquí en unos minutos más.

Me gusta más la cultura del "usa y tira". Hace poco se rompió el asa de mi tazón favorito. Y lo seguí usando un par de semanas, hasta que me di cuenta de que su "misión" ya había terminado. Y lo boté, sin pensar en el valor comercial, sin remordimientos. Ahora uso otro tazón (también guardado hace mucho tiempo) y mi té o café saben igual de ricos.

Maru