Leyendo un post de Nancy, me puse a pensar en los niños de hoy.
Y es un escándalo.
Se ha perdido el sentido de la tutela, ya nadie se preocupa de los niños. Y los niños, abandonados sin control a lo peor que la cultura humana ha sabido expresar, se han convertido en míseras parodias de unos adultos míseros por sí.
Escandalizar a los niños quiere decir presentarles un mundo sin luz ni poesía.
Quiere decir apagar en ellos la esperanza, la capacidad de imaginar un sentir distinto del que se les impone.
Quiere decir entregarlos a un mundo que ya ha decidido qué hacer con ellos: unos compradores - imitadores sumergidos en un universo gris y desprovisto de cualquier horizonte.
La TV es la reina indiscutida de nuestro país.
Desde la mañana a la noche se desencadena en muchas casas con programas que son, la mayoría, cada vez más feos y cada vez más estúpidos; también en las portadas de los periódicos.
Se nos olvida que la mayor parte de los niños viven ante la pantalla en un estado de total abandono y sin ninguna clase de explicación, sin ningún tipo de alternativa.
Si queda como única maestra, la TV educa para la pasividad, apagando el deseo de explorar, de saber: la curiosidad. Cuando ya no hay curiosidad, inevitablemente se reemplaza por el tedio. ¿Qué clase de vida es una vida atenazada por este sentimiento? ¿A quién se lo podríamos desear? ¿A las nuevas generaciones?
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