lunes, 31 de diciembre de 2007

Carta para el 2007...

Carta para el 2007:


Querido 2007, hoy tengo que despedirme de ti. Debo confesar que no te esperaba con tantas ganas porque nunca le he tenido mucha fe a los años impares, no sé por qué será. Es como el mes de octubre, siempre me va mal ese mes, no sé por qué, o serán ideas mías.
Pero bueno, no podía evitar que llegaras y te recibí con alegría, con gratitud y con esperanzas.
Poco a poco fuimos caminando y enero fue bien, un tanto aburrido, pero bien. En febrero tuve el primer chancacazo, una pena enorme, una tontera, un palo en la cabeza. De ahí, mucha tristeza, entremezclada con alegrías, por supuesto… pero siempre esa tristeza por haber perdido algo importante. En fin, tenía que seguir adelante, estaba en pleno proceso de trámites por el departamento que tanto me costó que se concretara y al fin en junio, el 5 para ser precisa, agarramos nuestros cachivaches y nos despedimos de nuestra casa, que había sido nuestro hogar por 16 años.
Instaladas ya, empezamos a disfrutar el hecho de estar cerca de todo, yo de mi trabajo, del metro, Susi a 4 cuadras de su colegio. Todo bien.
También tuvimos que hacer un plan de economía porque había que pagar los dividendos, los gastos comunes, y las miles y miles de cuentas que no tardaban en llegar.
Mientras tanto, temblores y terremotos en la empresa, tuve que despedirme de muchos colegas y amigos de muchos años. Yo, tranquila nerviosa , sin saber si me tocaría a mí.
En agosto vino una hecatombe en mi vida: el descubrimiento de una enfermedad genética que me dejó tirada, asombrada, asustada y condenada a cadena perpetua. Muchas licencias médicas, muchos días negros debido a los medicamentos, muchas dudas y mucho dolor. Todos los días de mi vida lucho contra ella para poder seguir viviendo; y créeme, no es fácil.
En septiembre, mes de la patria, un feriado largo y la solución de lo que había pasado en febrero, lástima que hayan hecho falta 7 meses para resolver conflictos que se hubieran podido resolver con un par de palabras. Pero bueno, a veces los seres humanos somos tercos y orgullosos. Al final se resolvió todo bien.
En octubre, aniversario de bodas de oro de mis papás, viaje a Argentina de regalo, familia unida, pasar unos días fantásticos y vuelta a trabajar, en un ambiente cada vez más tóxico y más inestable.
En noviembre, el golpe final, me quedo sin trabajo y se abre un mundo de incertidumbres, sombras y preguntas. Gracias a que estaba medicada no me resultó tan difícil asumirlo.
Diciembre, flojo, pensando mucho qué hacer, desilusiones en cuanto al mercado de trabajo, determinaciones de seguir mi propio camino, de no trabajar dependiendo de nadie que después de 15 años me despida y ni las gracias.
Te doy gracias por haber mantenido a mi grupo de amigas junto a mí todo el año, se han convertido en algo primordial en mi vida.
Hoy terminas, hoy es el último día que estaremos juntos. Cuando ya te vayas, celebraremos, pero no te ofendas, no celebramos que te vayas, celebramos el año nuevo que nos dejas como sucesor, el 2008, par y bisiesto, donde pongo todas mis esperanzas de que me aporree menos y me dé más tranquilidad y alegría. Y por supuesto tirarme de cabeza a mi proyecto de vida, porque de algo tengo que vivir.
En fin, querido 2007, te agradezco las cosas buenas que me diste, las malas las voy a olvidar, no soy rencorosa. Deseo que donde quiera que te vayas, descanses, pues tuviste mucho trabajo en el año que te tocó reinar. No sé si los años se repiten, pero si vuelves con otro número, ojalá te toque un mundo mejor donde no haya guerras ni odio ni egoísmo. Utopías mías, no te preocupes, sé que vamos directo al desastre del cual no podremos salir.

Adiós año 2007, que donde vayas estés en paz.

Maru

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