lunes, 26 de febrero de 2007

La invitación



No me interesa saber cómo te ganas la vida.
Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con encontrar lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad.

Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna.

Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores.
Quiero saber si puedes vivir con el dolor, el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa si lo que me cuentas es cierto.

Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma; si eres capaz de ser leal y por lo tanto digno de confianza.
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie a la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: “¡Sí!”.
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes.

Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí.

Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste.

Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si en verdad aprecias tu propia compañía en los momentos de vacío.

Oriah Mountain Dreamer

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